30 oct 2010

Capitulo 10 Tiempo Y Dolor


Dolor, no existía otra cosa, el dolor que causa una muerte, el dolor que produce una desaparición, el dolor que desencadena una traición.

En pocas palabras: dolor absoluto.

Mis pensamientos y sentimientos fueron enjaulados y traicionados por el dolor, y aunque lucharan por liberarse, fortalecían aun más al dolor.

Todo lo que me rodeaba había desaparecido: Federico, el clan y el tiempo mismo ya no existían para mí.

Sentía un dolor tan poderoso, tan destructivo que hubiera enloquecido a cualquiera, ya sea vampiro o humano, pero no a mí, mi corazón albergaba espacio para algo más, algo que nació del dolor, y más destructivo que el mismo y muchísimo más poderoso y cuerdo: la venganza y el rencor.

Una intensa necesidad de matar, de matar a la portadora de ese largo y lacio pelo rubio, a la asesina, a la secuestradora...

Y a pesar de que no noto el paso del tiempo, se que fue hace mucho que este dejo atrás la muerte de Maria y el secuestro de mi hermano, porque el no tiene piedad ni espera a nadie, nunca lo hizo, nunca lo hace y nunca lo hará...

Aunque de apoco comencé a darme cuenta de que no podía encerrarme para siempre en esos sentimientos, no podía hacerle eso a Federico. El no debía sufrir por mi dolor, por mi rencor, por mi deseo de venganza.

Poco a poco comencé a abrirme para estar con el, para hablar con el, y, de vez en cuando, dedicarle una noche de pasión.

No había caído en cuenta de que el televisor estaba encendido y que estaban dando el noticiero hasta que la voz de a conductora hablo:

-El cadáver presentaba múltiples mordidas en el cuerpo y una total falta de sangre, se cree que el culpable fue un animal salvaje aunque es dudosa la idea de que un animal que pueda hacer heridas como esas habite en la ciud...

Apague el televisor, poco quería saber de aquellos que violaban las ordenes de Federico, lo que habían echo o el castigo que iban a recibir.

Salí de la sala y me dirigí a la cocina, era rectangular, los muebles y las paredes eran blancos como la nieve. Fui directo hacia la heladera, también blanca por cierto, y tome una botella de cerveza. Si existía una sustancia humana que le pareciera deliciosa y embriagadora para los vampiros ese era el alcohol. Casi tan delicioso como la sangre, algo que podíamos beber hasta quedar inconscientes.

Me senté en el piso apoyándome en una de las paredes, tome un largo trago de cerveza y cerré los ojos.

Con el tiempo, había decidido cambiar mi cuerpo: me teñí el pelo de negro azabache, excepto por un mechón en el frente que quedo fucsia, me había perforado el labio inferior con un piercing y múltiples tatuajes en el cuerpo.

De repente se escucho abrirse la puerta de calle y las pisadas que significaban que Federico había llegado.

El único cambio que el le había dedicado a su cuerpo era un piercing en la ceja derecha y el tatuaje de una calavera con una rosa en la boca en su espalda.

Entro en la cocina y al verme me envió una calida sonrisa.

-Hola, veo que estas cómoda

-No te imaginas cuanto.-le respondí con sarcasmo- ¿Viste las noticias?

-Las escuche en la radio.- dijo con un tono malhumorado –La verdad, ya no se como hacer para detenerlos. Me exasperan.-acabo.

Me levante del piso y lo abrasé.

-Tranquilo, es que son jóvenes, tienes que entenderlos. ¿Qué vas a hacer? ¿Matarlos?

-No me des ideas-dijo.

Me miro muy detenidamente y, lentamente, acerco su boca a la mia y me beso dulcemente y yo le correspondí: lo tome por el cabello y lo atraje hacia mí y lo bese salvajemente. Federico me tomo por la cintura y la espalda con sus brazos y me apretó contra el. De un salto me enrosque en su cintura con mis piernas. Así, entre besos, me llevo poco a poco hasta la habitación...

El reloj marcaba las 2 de la madrugada mientras me acurrucaba mi cuerpo desnudo contra el de Federico, que estaba profundamente dormido.

Me di cuenta de que no podría dormir ni aunque me cayera un yunque en la cabeza, es una forma de decir ya que es imposible que un simple yunque me dañe, así que me levante y fui directo al placard para tomar algo de ropa.

Me puse unos jeans apretados y una remera con la tapa del CD Abbey Road de The Beatles junto con unas topper negras.

Salí de la habitación en silencio y tomo las llaves de la motocicleta de Federico y un Mp3. Fui directo hacia al garaje y empuje la moto hasta afuera, unas cuantas cuadras, para que el ruido del arranque no despertara a Federico y puse la canción Empty Spaces de Pink Floyd.

Conduje hasta la avenida Hipólito Irigoyen y entre en un restaurante llamado La Diva, aunque en realidad no comería nada porque mi estomago no lo aguantaría

Me senté en la barra y pedí una Budweiser, mire alrededor y el local estaba casi vacío, excepto por un hombre que estaba sentado en una mesa de espaldas a mi. Lo mire fijamente por detrás sin que se diera cuenta, estaba cabizbajo, era alto y su pelo era negro como el petróleo y usaba un sobretodo verde largo hasta los talones.

Me puse el Mp3 nuevamente y tome un largo trago de cerveza, el desconocido hizo lo mismo. Se levanto de su mesa y se sentó al lado mío en la barra y me miro.

Llevaba lentes de sol y tenia la cara cubierta de cicatrices que, supuse, fueron echas por algún animal, daba el aspecto de ser un tipo duro, pero sonreía y su expresión era dulce.

Hola-su voz era muy suave- Florencia.

Shock, ¿Cómo demonios supo mi nombre? Exprese mi pensamiento en voz alta, el único que supo mi nombre sin que yo se lo dijera fueron Federico... y Maria.

-Mi nombre es Simón - fue su respuesta – ven a Plaza de mayo mañana a esta hora, y será mejor que lleves a Federico y dos o tres vampiros mas, solo por si acaso.

Pago su cerveza, fue hasta la puerta, la cruzo y desapareció dejándome a mi atrás con la mandíbula colgando.

***

En ese mimo momento, en otra parte muy lejana a la provincia de Buenos Aires, allá por los bosques de Europa, en una enorme cabaña solitaria en la oscuridad de la noche había una mujer pálida como un muerto, con ojos grises y ojeras oscuras, y con algunos mechones de pelos blancos como las nubes y otros mechones de pelo negros como la noche. Estaba parada frente a un gran ventanal y, detrás de ella, se encontraba parado un ser que parecía joven pero que había vivido mas de lo que crees, y su nombre era J.H.

-Las estrellas están inquietas- dijo la mujer con un marcado acento alemán mirando el cielo nocturno –presienten un cambio, un gran cambio, pero no se si es para bien... o para mal.

-No será... El ¿Verdad?- dijo J.H. y la mujer se giro para responderle-

-No lo creo, pero es posible que el cambio nos obligue a desplazarnos, muy posible.- volvió a mirar al cielo- de hecho...- callo poco antes de volver a hablar - prepara tu equipaje por favor y luego ocúpate del mío, pero que sea solo lo justo y necesario. ¿De acuerdo?

-Como usted diga señora,- le respondió el vampiro -¿Podría preguntarle a donde vamos?

-A visitar a un viejo amigo.- y un rostro apuesto con el pelo negro y los ojos color café apareció en su mente.

***

Mire hacia el cielo mientras sentía la fría brisa nocturna recorrer mi rostro en la puerta de La Diva, mienta pensaba en mi encuentro con Simón.

Primero, ¿Como demonios supo mi nombre? Federico se había enterado por la capacidad de leer mentes que le había dado el tiempo y Maria seguramente se lo había dicho el mismo Federico. Pero Simón era un completo desconocido para rostros.

Segundo ¿Plaza de Mayo? ¿A las 2 de la madrugada?¿Con una guardia de vampiros?¿Como rayos de dio cuanta que era una? Yo no lo hice hasta que le vi la cara cubierta de cicatrices, hasta entonces me había parecido un humano mas. Pero... ¿Y si ya sabia quien era? ¿Y si lo habían enviado a informarme que me presentara en Plaza de Mayo? ¿Y si era un emboscada por parte de El? Solo había una forma de averiguarlo y era yendo hasta la plaza al otro dia, pero no creía que Federico quisiera ir, de hecho era capaz de encadenarme en un sótano bajo llave durante un mes.
Me subí a la moto, esta vez no puse música, y arranqué para volver a casa, deseando que Federico siguiera dormido y no se diera cuenta de que desaparecí unos minutos. Cuando estaba volviendo comenzó a lloviznar, y para cuando estaba a pocas cuadras de la casa comenzó a llover torrencialmente, lo cual era una mala noticia, ya que si no quería despertar a Federico debería arrastrar la moto unas cuadras hasta la casa, bajo la lluvia. Cuando la hube guardado en su lugar, entre a la casa que era dominada por un silencio que solo era roto por las gotas de agua que caían de mi ropa.
Lo más silenciosamente posible entre en la sala y en cuanto puse un pie en ella...
-Buenas noches- El tono de la voz de Federico era seco y frió- ¿Te la pasaste bien querida?
-Bu-bu-bueno...-estaba empapada de pies a cabeza y titiritaba de frió- Fe-federico, y-yo n-no p-podi d-do-dorm-mir y-y...
-Basta-me callo y su tono fue todo lo que necesito para hacerlo-¿Con quien estuviste?
-¿D-de q-que ha-hablas?-pregunte
-No me engañas Florencia, tienes un muy leve olor a vampiro macho, y no es el mío.
-N-no l-lo co-conoz-zco, n-ni hici-cim-mos na-nad-da, s-solo s-se q-que se lla-llama Si-sim-mon.
Me miro un momento y luego su mirada se suavizo.
-Mejor ve a pegarte un baño caliente-me dijo-te estas congelando.
Le hice caso, fui hasta el baño, y muy rápidamente me deshice de mis ropas mojadas y me metí en la ducha. Verdaderamente al agua caliente contra mi piel me hacia bien luego de quedar empapada por la lluvia a las... ¿Qué hora era? Mire el reloj del baño que marcaba... ¡¿LAS SEIS DE LA MAÑANA?! ¿Pero como demonios había pasado tanto tiempo fuera? Solo me fui media hora después de Simón ¿O no?
***
El vampiro miro hacia el este esperando la salida del sol. En ese momento recordó todos los mitos humanos sobre los vampiros y el sol y contuvo una sonrisa. Lo único que podía hacerle el sol era broncearlo un poco.
Miro alrededor, como si buscara algo, en la habitación en la que se encontraba solo había una cama matrimonial, una silla, un escritorio y un guardarropa.
Alguien toco la puerta.
-Pasa-dijo un una voz suave como una pluma- ya me preguntaba por que no llegabas.
-Lamento haber tardado-dijo el vampiro que acababa de entrar- pero llego mas tarde de lo previsto.
-Tranquilo Simón,-lo tranquilizo-solo cumplías ordenes.
-Si, me pregunto cuando tendré que cumplir órdenes más divertidas que dar un mensaje Damián.- fue hasta la cama y se sentó en ella.
-Sabes que te envió a ti porque Federico no podrá reconocer tu aroma.-Damián fue y se sentó al lado de su pareja y lo abrazo.- Te prometo que en cuanto toda esta mierda se termine nos largamos para no volver-
-No deseo otra cosa-dijo Simón mirando a los ojos a su novio.
Poco a poco sus bocas se encontraron en un beso suave y delicado, y poco a poco cada uno se deslizo a la garganta del otro.

10 oct 2010

Capitulo 9 Leonora





Sus colmillos brillaban por el reflejo del fuego en la sangre que los manchaba.

Sus ojos amarillos no se despegaban de los míos, y sus pupilas negras y profundas como la noche me encarcelaron en una mirada llena de furia y odio irracional.

Extendió una de sus peludas y negras patas delanteras, que actuaban como manos, equipada con grandes garras oscuras, me temo por el cuello y me elevo con una fuerza impresionante.

Sus garras apenas tocaban mi piel pero tal era su filo, que me producían pequeñas heridas que me costaron unas gotas de sangre.

Ya me había alzado a medio metro del suelo y nuestras estaturas estaban igualadas.

Y antes de darme cuenta, estaba al otro lado de la habitación, entre maderas rotas, de las cuáles una había perforado mi espalda. Inmediatamente sentí el dolor de la herida y el ardor de la madera caliente, provocando que gritara como un condenado.

La criatura me miro durante lo que parecieron horas, antes de que mi hermana y Maria entraran en la casa y de manera misteriosa hicieran que la bestia escapara.

-Maria, toma a Juan Carlos y sácalo rápido de aquí. Ya sabes que tienes que hacer cuando estén en la carroza, yo iré a perseguir esa cosa-Habló Florencia.

-¿Estás loca? No sabemos que es, puede matarte-Le respondió mi amiga. No pelearé, lo seguiré para descubrir su guarida, no le digas nada a Federico, si pregunta, dile que estoy buscando una casa de reemplazo

-Esta bien, pero si no vuelves en menos de un día te iré a buscar y le diré a Federico ¿De acuerdo?

-De acuerdo.

Antes de lo que canta un gallo estaba recostado boca abajo en el asiento de la carroza.

-¡Huy! ¡Huy! ¡Qué fea herida! Antes de darte una bebida para recuperarte deberé sacar la madera y limpiar la herida; todo esto sin respirar por la nariz para no oler la sangre. Juan Carlos hoy es tu día de suerte-Finalizó con sarcasmo Maria

Con un pañuelo blanco, agua fría y sus habilidosas manos, la vampiro logró sacarme la madera, las astillas y limpiarme la herida casi sin sentir dolor.

-Ahora viene la peor parte, para un humano común, esta herida es mortal, ahora tú no eres un humano común, estás vinculado por sangre con una vampiro, que no solo es tu hermana, si no que te mordió, como están conectados por sangre, tu hermana no es capaz de transformarte, ahora, para ti, la sangre de Florencia tiene unos efectos... Extraños-Dijo esto último con un tono curioso-Por lo que Federico dijo, su sangre tiene propiedades curativas, limitadas, pero eficaces.

-¿Qué quieres decir? –Le pregunté tontamente, ya sabía la respuesta.

-Debes beber de la sangre de Florencia-Dijo mientras me acercaba una taza de metal, que rebozaba de un líquido carmesí, -Tenemos una pequeñísima reserva de su sangre vampírica.

-Gracias-Murmuré.

Tomé la taza con ambas manos y bebí un sorbo, otro... y otro, cada vez más seguidos y largos. El sabor era delicioso y adictivo, cada sorbo instaba a beber otro, sin parar a respirar. Cada sorbo me producía una sensación extraña, y espectacular, por un momento un pensamiento que me decía que nada podría dañarme cruzo por mi cabeza y se apodero de ella, me sentía fuerte. Mi amiga me miraba tranquila y paciente, como si mi actitud no la sorprendiera en lo absoluto.

Cuando, un poco decepcionado pero con la moral muy alta, termine de beber, Maria tomo la taza y la guardo en una caja donde guardaba las vendas, los pañuelos y otras cosas. Cuando la cerro, vi que en la tapa estaba tallada una gran letra F. Justo cuando se escucho el ruido de la caja cerrarse, mi herida comenzó a arder. El ardor pareció extenderse por mi cuerpo hasta llegar a mi mente, porque no podía pensar en otra cosa. A pesar del dolor, sentía como la carne y la piel crecían hasta unirse ahí donde el pedazo de madera me había herido.

Después de que la herida se hubo curado, Maria me levanto muy lentamente y me ayudo a sentarme. ¡BAM! La carroza se sacudió ¡BAM! De vuelta ¡BAM! Siguieron las sacudidas hasta que algo, desde afuera, desprendió la puerta derecha del carro. La misma mano que destrozo la puerta penetro en la carroza, me tomo por el brazo y tiro de mí, sacándome de allí y aterrizando en los adoquines. Con una velocidad de la que no me creía posible me levante del piso y los vi: cinco vampiros trepados a la carroza. Los diez ojos negros apuntaban hacia mí con una inquietante y tenebrosa expresión. Junto al agujero en el que solía estar la puerta estaba parada una sexta vampiro, alta, como todos los vampiros de edad pálida y de ojos negros, su cabello era de un rubio brillante. Usaba un vestido azul marino, de los cuales uno esperaría ver en una tertulia de la más alta sociedad.

-Vendrás con nosotros- dijo con una voz suave pero con un tono de superioridad claramente detectable y que dejaba en claro que no aceptaría, ni permitiría, un No por respuesta.

-No te permitiré llevártelo- chillo Maria saltando desde el carro. Poco parecía importarle que era una vampiresa de unos pocos dias de edad.-Sobre mi cadáver- añadió.

-Si tú lo dices- hablo con tono aburrido la misteriosa vampiresa desconocida e hizo una seña con la mano y los vampiros que la acompañaban se lanzaron sobre Maria, lo ultimo que se de ella es que sufrió mucho. La desconocida se giro y me explico- Soy Leonora y mi amo me ha mandado en persona a buscarte. Realmente no se para que antes de que me lo preguntes. Ahora levántate y no se te ocurra negarte porque terminaras como tu amiga.

Apenas entendí lo que dijo. Estaba en paralizado. Miraba las llamas que se encontraba donde justo hace unos segundos estaba su cuerpo, aun oía el eco de sus gritos. Sentía un insoportable impulso de lanzarme al fuego con el cuerpo de mi amiga y morir quemado junto con ella. Peor fue lo que sucedió después.

Florencia llego.

Estaba parada detrás mío, en cuanto oí sus pasos me gire y la vi. Sus ojos estaban vacíos y miraba la fogata en donde el cuerpo de Maria le servia de combustible a las llamas. ¿Cómo supo que era ella la que ardía en ese fuego? Pues el rostro de Maria era totalmente identificable, pues aun no se había quemado del todo.

Cuando los vampiros que mataron a mi mejor amiga vieron a mi hermana, automáticamente se lanzaron sobre ella. Su furia estallo. Con un rápido movimiento le arranco la cabeza a dos vampiros y los lanzo al fuego. El tercero tuvo un poco de suerte al principio cuando esquivo el golpe pero tuvo el mismo destino que los otros. El cuarto y el quinto ni intentaron acercársele pero aun así salto hacia ellos y los lanzo a la fogata.

Leonora estaba pasmada pero, para mi sorpresa, no estaba nada asustada. Florencia la miro con sus ojos azules llenos de una furia incontenible y le dijo:

-Vete, vete y no vuelvas acercarte a mi hermano o a mis amigos.

-¿Por que? ¿Tu me lo impedirás?-le contesto Leonora luego de lanzar una estridente y terrorífica risa.-Eres buena a pesar de tener unos dias de edad niña, lo confieso, pero tu fuerza y agilidad no sirven contra lo que mi amo me ha enseñado a hacer, cosas que tu ni imaginas, poderes con los que no puedes siquiera soñar.

Y a una velocidad que no parecía posible ni siquiera para un vampiro llego hasta a mi y me too del brazo.

-Adios- fue lo último que escuche. Después todo se oscureció.

23 sept 2010

La Colina



Miro por la ventanilla y suspiro, tomo el volante, giro la llave y arranco
La camioneta negra se desplazo por la seca y fría noche casi sin ser detectada y se dirigía al pueblo ‘‘South Rock’’, que se encontraba detrás de la misma colina por la cual estaba pasando la camioneta en ese momento. El momento en el que Carl no tuvo tiempo de apretar el freno. El momento en el que Mary no vio la 4x4.
El choque paso casi desapercibido en el pueblo, fue silencioso, excepto para el sereno del cementerio. Justo en el instante en el que el pulso de Mary se detuvo, se extendió en su deformado rostro una maliciosa sonrisa. Tomo su pala y comenzó a cavar otra tumba.
Mientras tanto Carl miraba el cuerpo que descansaba frente a su vehiculo. Ella era castaña, de ojos marrones y era relativamente atractiva. Su frente y labio inferior sangraban y sus ojos miraban la nada. Su corazón no latía. Su sangre no bombeaba. Estaba muerta.
Carl contemplo horrorizado el cuerpo sin vida que yacía en el asfalto.
Se oyó un ensordecedor grito de dolor.
A la mañana siguiente el sheriff del pueblo cruzo la colina con su patrullero. Se detuvo bruscamente en la cima… había algo en la carretera.
Se bajo del auto y fijo su vista en lo que obstruía su camino:
El cadáver de un nombre, totalmente desfigurado por heridas terribles en el rostro y el cuerpo.
El policía se acerco, se puso unos guantes de látex y con cuidado busco la billetera del hombre, la cual encontró encontró, busco su identificación, que decía decía:
Carl Wattson
24 años
El policía se levanto miro alrededor, pero no vio nada mas que árboles.
Asi que ten cuidado cuando vallas a South Rock, por que si cometes el error de atropellar a Mary, le pagaras con tu vida, para que ella pueda seguir cruzando la carretera.

9 sept 2010

Noches Lobunas- Noche Final



El hombre-lobo se abrió paso entre los árboles mientras que la luz de la luna resplandecía en su pelaje blanco. Los lobos más antiguos sabían que si quieres distinguir la maldad de un licántropo, debes ver su pelaje. Pues si, todos los licántropos son malvados en un gran parte de su ser, pero mientras mas pálido es el pelaje de un lobo, mas maldad contiene su alma.

Los ojos negros de Lucas reflejaban la luna y las estrellas es su oscuro vació, el poderoso lobo se detuvo frente a Gabriel y sus hijos, y a cada paso que daba, mas desesperación crecía en los corazones de los jóvenes monstruos.

Lucas y Gabriel siempre se llevaron bien en sus tiempos de juventud, a pesar de que Lucas pertenecía a la generación anterior a Gabriel.

Pues si, Lucas era el mayor de los dos hermanos, y el modelo a seguir de Gabriel, hasta que Lucas creció y se convirtió en un ser malvado y despiadado.

Pero volvamos a la historia que nos concierne, en la que dos hermanos se enfrentaron.

Gabriel miro fijamente a su hermano mayor y lanzo un sonoro gruñido a modo de saludo, el cual fue correspondido por otro en respuesta.

Para los pequeños todo sucedió tan rápido que se quedaron perplejos en su lugar: en un primer momento ambos lobos se miraban fijamente y al otro Lucas estaba sobre Gabriel, ambos lanzándose arañazos y mordiscos con sus blancos y resplandecientes dientes y garras.

La lucha fue una carnicería, pues a pesar de ser el más poderoso, Lucas era el más lento, pero esto no le impidió destrozar la pata izquierda delantera de Gabriel. A si como tampoco le impido a Gabriel morderle profundamente el lomo a su hermano.

La lucha siguió, y ambos licántropos sangraban y sudaban, pero no se detenían y no lo harían hasta que alguno de los dos acabara muerto.

Alejados de la batalla, los hermanos miraban la batalla, y miraban como su tío masacraba a su padre y viceversa. Cada herida provocada a su padre les dolía como si fuera propia.

Poco a poco los lobos se fueron separando, ambos con profundas heridas y dolorosas fracturas.

Lucas se giro para escaparse despareciendo entre los árboles, pero como ya dije, cuando dos licántropos se enfrentan, solo uno saldrá con vida.

Bryan, Marcus y el malherido Gabriel, se abalanzaron sobre el lobo blanco, destrozándolo con garras y dientes.

Marcus le arranco los ojos a Lucas de un arañazo, Bryan le desgarro una pata y para finalizar Gabriel hundió sus garras en el pecho de su hermano, tan profundamente que logro sacarle el corazón del pecho.

Hasta el dia de hoy los huesos de Lucas se encuentran enterrados en ese lugar, buscalos, desentiérralos y revive al lobo blanco.

14 ago 2010

Noches Lobunas- 4ta Noche

Noche 4:


Gabriel veía corretear a sus crías entre la nieve de la primera nevada del año. Bryan y Marcus jugaban a cazarse entre si, era un practica para su vida adulta.

Ambos hermanos tenían el pelaje gris y blanco, justo como su madre, la cual murió durante su nacimiento.

No es fácil dar a luz a dos cachorros de hombre- lobo y salir con vida.

Ambos eran ya jóvenes ‘‘adolecentes’’, ya que los licántropos llegan a su etapa adulta 10 veces más rápido que los humanos.

Su padre estaba muy mal últimamente, ya que aun estaba de luto por la muerte de Dyana, su amada y madre de sus hijos, además de que ‘‘sin quererlo’’ había masacrado una aldea entera durante la ultima luna nueva... otra vez.

Gabriel siempre estaba siendo carcomido por la culpa. El no era un asesino, pero siempre pasaba lo mismo, siempre había un humano cerca para matar en sus peores noches.

Sus hijos lo amaban y lo cuidaban. Pero se acercaba el momento mas critico es sus vidas. Pues no puede haber más de un hombre lobo maduro en un radio de 100 kilómetros, por que se encontrarían y se matarían entre si, los licántropos son muy territoriales.

Dentro de poco los tres se separarían para no volver a encontrarse o sus instintos acabarían con ellos.

Mientras los ‘‘niños’’ jugaban distraídos, el agudo oído de sus padres capto un sonido, unas pisadas. Estaban los suficientemente lejos como para no poder determinar de que eran, pero deseo que no fuera humano, sus hijos aun no podían controlarse frente a un humano convida.

Los pasos se acercaban a una velocidad inhumana, lo que disipo toda duda de la mente de Gabriel... su hermano estaba cerca.

Fijo su vista en sus hijos y deseo que aun salieran vivos... de esta última noche.

11 ago 2010

Noches Lobunas- 3ra Noche



Noche 3:

Valeria miro por la ventana de su auto hacia el cielo, para ver el cielo. Estaba nublado y estaba apunto de llover, y ella amaba ese clima.

Y como ella había previsto, en unos minutos comenzó una leve llovizna que empaño los vidrios de su auto, ese fue uno de los factores que acabaría con su vida mas tarde.

Manejaba tranquila escuchando a un bajo volumen ‘’The Only Exception’’. Mientras la tarareaba miraba el paisaje que de a poco iba dejando atrás, pero sus débiles ojos humanos no fueron capaces de captar la gran figura blanca que se veía entre los árboles.

O al menos no la vio hasta que, a una velocidad impresionante, esa figura llego hasta delante de su auto.

Sus lentos reflejos humanos la hicieron girar rápidamente el volante y apretar el freno, pero no fue suficiente para detener el auto antes de la colisión.

Esa ser de pelaje blanco no sufrió daño alguno, en cambio el auto quedo destrozado, dejando a Valeria atrapada en el, llena de heridas que no dejaban de sangrar.

A pesar de todo, logro ver a través de una ventana dañada a ese ser, con todo claridad.

Estaba parado sobre las patas traseras, que eran iguales a las de un lobo pero más grandes, de su gran torso se desprendían dos largos brazos que terminaban en dos grandes manos con poderosas garras.

Su rostro era como el de un lobo, y sus ojos, los cuales denotaban una gran maldad, eran negros, al contrario de su pelaje que era en su totalidad blanco y cubría todo su cuerpo.

A una sorprendente velocidad llego asta el carro, y metió su brazo en el, para tomar a Valeria de su ropa y sacarla de allí, para lanzarla varios metros lejos del auto.

El hombre lobo se acerco a ella y, con un movimiento rápido y limpio, le destrozo el brazo derecho, haciendo que la mujer lanzara un gran alarido de dolor.

Cuando estaba listo para acabar con ella, de la nada salio un ser igual a el pero con un pelaje totalmente negro: Gabriel. Los dos seres pelearon usando sus garras y dientes, mientras que la muchacha se desangraba en el suelo, y gritaba de dolor.

Herido y manchado de sangre el lobo blanco se alejo corriendo de la escena, mientras que Gabriel lo miraba, y cuando se perdió de vista giro su cabeza hacia Valeria y mostró sus dientes manchados de sangre.

Y ella comprendió, lo que iba a pasar y que era inevitable, así que miro al cielo por última vez, al igual que a la luna nueva que se alzaba en el cielo, por que sabia que jamás podría volver a ver una luna así nunca más... ni siquiera la próxima noche.